jueves, 20 de diciembre de 2007

¡Me parece que fluoresce un lindo gatito!

Como si los Hyundai y el universo Daewoo ya no fuera suficiente, Corea nos vuelve a sorprender con una creación de muy amplísimas posibilidades.
De la mano – o mejor escrito: de la sesera- del científico Il Keun Kong, un grupo de estudiosos de la Universidad Nacional Gyeongsang y de la Universidad Nacional Sunchon de Corea del Sur ha dado a luz, en el estricto sentido de la palabra, a dos especímenes muy particulares. Dos pequeños descendientes del célebre Silvestre que a vainas más importantes que corretear al pesado de Piolín, se dedican a destellar en la comunidad científica precisamente por eso: por brillar en la oscuridad cuando son puestos bajo la luz ultravioleta. ¡ Jamás Frankenstein alguno en la historia de las ciencias pensó en una creación tan revolucionaria para el futuro de la humanidad!
Y aunque los burócratas del Ministerio de Ciencia y Tecnología del país asiático –incapaces de vusualizar la grandeza del trabajo en cuestión- ya han cacareado la acostumbrada conclusión de que dicho evento podría ayudar a desarrollar curas para las enfermedades genéticas de los humanos, algunos grupos más aventados que los orientales se relamen pensando en otros usos de mejor provecho.
Por ejemplo, dicen algunos, todos los infantes amantes de los maulladores ya no vivirán el calvario que significa buscar junto a sus adormilados padres, a la mascotita que se extravía por esos recovecos de Dios precisamente a la hora de dormir. Con apagar las luces y seguirle las huellas a ese reflejo fluorescente que brota bajo la cama o detrás del refrigerador bastará para regresar a los brazos de Morfeo con la añorada mascota en brazos.
Ya incluso hay grandes empresas de generación eléctricas metiéndole cráneo a los nuevos usos y beneficios que pueden proporcionarles estas criaturas de la luz. Si la producción en serie de los mininos resulta más barata que la generación hidroeléctrica, los paisajes citadinos serán liberados de esos horrorosos tendidos eléctricos y en su reemplazo volverán las antaño románticas farolas. Media docena de gatos coronando los románticos aparatejos en una pequeña jaula donde fluorescencias rojas, verdes, azules, púrpuras...serán la delicia de novios y amantes. Ciento de estos artefactos dibujándole un nuevo contorno a las noches citadinas y, por qué no, a las pueblerinas. Que el amor y las hormonas requieren de estímulos sin subestimar los niveles de prosperidad o de civilización.
Pero, la madre de todos los usos lo propone un grupo de ONG’s y organizaciones ciudadanas preocupadas por los rumbos de la política actual.
De igual forma que los animalitos reseñados logran este increíble efecto de brillar en la oscuridad gracias a una proteína añadida luego de algunas manipulaciones transgénicas, todos estos grupos preocupadísimos por el extraviado rumbo de nuestra vida pública proponen inocular la mencionada característica en todos los miembros de la fauna política. Y no con la esperanza de que brillen para encandilarnos con una inteligencia siempre ausente en ellos, que ya suficientemente lo logran con sus tejemanejes y los escandalosos espectáculos que día a día nos dejan caer desde las alturas de sus desfachateces sin fin. Se conseguiría, mas bien, que el brillo que emitan ayuden a la ciudadanía ubicarlos y señalarnos cuando los encuentran en las calles. Permitiría la destellante característica que sean fácilmente vigilados y reconocidos cuando intenten sacar provechos del puesto sufragado por los votos y dineros ciudadanos, precisamente cuando intentan enriquecerse y construir fortunas dudosas por intermedios corruptos. Ayudaría, en fin, a sorprenderlos infraganti cuando introducen maletines de dinero para financiar campañas políticas con no tan buenos aires, sufragar grupos terroristas o cuando le deschavetan las riquezas –petroleras o no- a los países que aún sufrimos el subdesarrollo de estos lares.
Los gatitos coreanos, señala el informe del equipo científico, lucen una fluorescencia rojiza en todo su organismo: piel, pelo, músculos, cerebro, corazón, hígado, riñón, pancreas, pulmones, estómago, intestinos, lengua e incluso en sus excrementos. Todo en ellos resplandece. Si Il Keun Kong, cráneo líder de estos experimentos, quiere verdaderamente revolucionar la ciencia humana, debe aplicarse a lograr el sueño del mundo tercermundista: que la caca de los gatitos, además de brillante, carezca de olor. Eso nos haría más llevadera a una clase política que si bien corrupta e incompetente, por lo menos nos sorprendería por inodora.

viernes, 14 de diciembre de 2007

El cuarto rey mago

De igual manera como existen evangelios apócrifos, ahora nos desayunamos con la primicia de que el afamado antropólogo panameño Anticus Vejez Torio ha descubierto la existencia de un cuarto rey mago.Desde su exclusiva residencia con vista y olfato a la nauseabunda bahía de Panamá, el renombrado estudioso nos revela a este personaje del cual la Biblia no da cuenta.Tenemos que comprender -indica el profesor- que era latinoamericano el susodicho, y dado que Colón nos descubrió en 1492, pues los cronistas del sacrosanto libro o nos desconocían o ya para entonces estaba muy bien establecida nuestra fama de irresponsables y poco dados a la puntualidad, razón demás para que llegáramos tarde a la historia. Tarde y algo pasado de copas.Asegura el profesor Anticus que en la última escala antes de camellizar en Belén, los reyes sostuvieron una fuerte discusión en la posada a la cual llegaron, pues tenía mucho de posada y muy poco de decente. Cuentan las malas lenguas -las de los otros tres reyes incluidas- que el rey desconocido se prendó del ombligo de una bailarina para nada recatada y de las ánforas de vino y no dejó de chupar -las ánforas- hasta que las secó irremediablemente. Luego, entre copa y copa que arrebataba al resto de los parroquianos, se disparó, en compañía de la bailadora, una danza del ombligo que le subió el rubor hasta al cantinero del antro. Llamado a capítulo por las huestes del orden público traídas por el escandalizado barman, el tropicalísimo rey mago percatóse de la ausencia de sus compañeros de viaje.Insoportables estos reyecitos -comentó a su compañero de celda-. Se la pasan hablando de astrología y ungidos mientras revientan al rey negro cargándolo con los cofres del oro y los yerbajos.A la mañana siguiente, después de un interrogatorio llevado a cabo ante el mismísimo Herodes, fue puesto en libertad para proseguir su viaje; no sin antes dejar en prenda el camello para cubrir los gastos de la juma y la bailadera.El pobre encarnaba todas las virtudes del trópico- declara el sapientísimo Vejez Torio. Por esta razón despertó la envidia de los otros reyes. El nuestro era rumbero, vacilador, dicharachero con la féminas y hay quien dice que habilidoso con las cartas. Inpuntual, tal vez, pero obstinado en sus propósitos. Tengo en mi poder documentos y cartas de viajes que confirman que aún busca el establo. Pero con la proliferación de estrellas en el cielo de la farándula el confundido monarca, que no era dado a los estudios ni a la astrología, ha corrido en pos de Madonna y Claudia Schiffer, algunas veces; y tras de Demi Moore y Sharon Stone, en otras ocasiones. En cuanto supere el deslumbramiento y recobre un poco la cordura reiniciará la búsqueda de la verdadera estrella.-No más esperen que cambie el flat de una de las patas de mi nuevo camello, nos promete.

Ahí vienen los enanos

Cuando amanecieron un día y contaron sesenta enanos, los residentes de una aldea en el centro de China comenzaron a preocuparse. Y no los culpo. Un enano, pues vaya. Dos enanos, pasan. Pero ­sesenta enanos!...La noticia corrió como un reguero de pólvora, como corren todas las malas noticias y los bochinches gubernamentales. ­Sesenta enanos! Habíamos sabido de diluvios, lluvias de fuego y azufre, salarios ministeriales y reelecciones presidenciales; pero que un pueblo fuera castigado con una peste de enanismo, ­jamás!La aldea de Huilong, en la céntrica provincia de Sichuan, se convirtió en punto obligado para los científicos chinos ansiosos por justificar sus títulos y salarios. La gente clamaba por explicaciones y, sobre todo, por soluciones. Estaban al borde del colapso nervioso. Ya se hacía difícil distinguir entre los párvulos y los afectados por el extraño mal. Aquello estaba pareciendo una guardería.Llegaron, pues, los cráneos y enseguida metieron manos a la obra: análisis de esto, de lo otro, de lo de más allá. Preguntas aquí, allá y acullá. Mientras, esperaba la aldea esperanzada y los enanos ya sin remedio.Diez de los enanos medían menos de un metro, el resto se consolaba con el detalle de que medían un par de pulgadas más que los diez primeros. Todos se desesperaban por saber el origen de su pequeña característica.Corrían los días y los viáticos de los científicos. Se amontonaban los análisis y las estadísticas. La gente confiaba en aquellos estudiosos enfrascados en la lucha por arrancar luz de la oscuridad. Alguien, en un arranque de admiración al verlos, señaló que el estudio hace grandes a los hombres.-Entonces, que estudien los enanos, blasfemó otro no tan optimista.Hasta que por fin se hizo la luz. El secreto fue develado.El problema de la aldea china estaba en el agua ­siempre el agua! Los expertos descubrieron que, como en cualquier sucursal del IDAAN, el agua potable de los aldeanos poseía un nivel excesivo de mercurio. El gobierno prometió `tomar' las `medidas' pertinentes y no se ha reportado ningún otro caso de enanismo desde que comenzaron a recibir agua no contaminada.Por nuestra parte, deberíamos imitar a los chinos y enviar un contingente científico a explorar los niveles de mercurio del agua suministrada a la Asamblea Legislativa y a las sedes de los partidos políticos de oposición. ­Una peste de enanismo intelectual y moral campea por aquellos lares!®

Qué envidia los talibán

Llegó a las doce.Temprano comparado con los otros días.Venía con unas copas de más; y con una imponente sed de violencia, como siempre que llegaba de sus rumbas. Escuché el ruido de las llaves al chocar sobre la mesa de cristal y algo así como un ¡levántate, imbécil! Comprendí, en ese momento, por qué el pánico es cosa de temer. Y cómo te reseca la garganta, te dispara las glándulas sudoríparas y convierte en un nudo tus pensamientos.Mientras los niños dormían en su habitación, yo añoraba hacerme invisible en la mía...En la suya, mejor dicho. Escuché sus pasos acercarse y me acurruqué en las sábanas, procurando reducir mi tamaño. Cuando apareció en el quicio de la puerta, el terror mordía cada centímetro de mi ser. Respiraba brevísimas bocanadas de aire, procurando no moverme mucho, tratando de hacerle creer que dormía. ¡Levántate, imbécil!, volvió a gritar, mientras me golpeaba con la lámpara que tomó de la mesita de noche. ¡Que te levantes he dicho! Los niños asomaron sus caritas asustadas y a gritos los mandó de vuelta a la cama.Este es el cuadro cotidiano con que culminan, o empiezan mis días....Depende de la hora en que llegue. Cuando no está, que generalmente es durante todo el día, veo la tele para sofocar mis miedos. Y por los noticieros me entero de los detalles acaecidos en Afganistán. De cómo allá las mujeres cuentan menos que el burro en que se cargan las mercancías. De cómo se esconden bajo ese traperío llamado burka. De cómo no se les permite salir solas a la calle, ni ejercer profesión alguna. Así se les quiere allá lejos, en Afganistán. ¡Qué envidia! ¡Cuán valientes esos muchachos, los talibán! Cuánto quisiera ser como ellos, actuar como ellos...¡Y de una maldita vez demostrarle a esta mujer quién es el que manda en esta casa!

El papel aguanta...

Aún no se termina de apagar en mi memoria el recuerdo de una anécdota que escuché cuando frisaba los 10 u 11 años. Mi abuela, típica matrona interiorana, contaba que un campesino acierta a ganar en la lotería cuando cada fracción de chance reportaba la bicoca de 11 dólares –que es lo que siempre ha circulado en nuestro territorio, muy a pesar de los nacionalistas de la economía. Contaba mi ahora difunta abuela que el campesino en cuestión, con el pedacito de chance ganador en la mano, llama a su hijo de 12 años, que era el de las letras en aquél humilde rancho, y lo insta a tomar nota de las compras que habría de realizar con los “dolarillos” disponibles después de tanta balota revuelta.–Apunte ahí, mijo. Un quintal de arroz.–Un quintal de arroz– repite la promesa literaria de aquellas campiñas.–Un machete nuevo con su vaina.–Un machete nuevo con su...–¡Ni se le ocurra repetirlo porque le parto la crisma! Ponga ahí, también un quintal de maíz y un ciento de naranjas.–Oiga, papá, acuérdese que son sólo 11 balboas...–¡Usted se calla, y apunte que el papel aguanta!Viene a cuento la anécdota en cuestión en estos momentos, porque no más abre usted un periódico y luego de una hemorragia alfabética se topa con títulos tan rimbombantes como el de “analista político”, “politólogo”, “investigador de mercado”, o aquél de más altos vuelos como es “analista internacional”.Y en estos tiempos de ética periodística y transparencia, no dar al lector todos los elementos necesarios para ubicarlo en el justo contexto es, poco menos, que mentirle en algo.Salta de mi baúl de recuerdos el caso del funcionario de un gobierno pasado que, al final de su carrera, enfrentó acusaciones de muy grueso calibre en lo que a corrupción se refiere. Uno de esos días en que el sol sale más temprano, nos desayunamos con un largo y exagerado artículo de una directora de información que, al final, firmaba como periodista y en ningún renglón de su panegírico anotaba sus lazos maritales con el acusado en cuestión. También brilla el caso del estudioso de las sillas presidenciales que, con todo el derecho que le correspondía, se disparaba unas notas periodísticas dignas de mejor destino; firmaba como presidente de una de las tantas ONG rebosantes en nuestro paisaje nacional, en vez de hacerlo como asesor cercano a la silla estudiada. Tal vez este pequeño detalle habría de proporcionarnos, en su momento, el elemento necesario para juzgar acertadamente los argumentos presentados o, por lo menos, saber por dónde venían los razonamientos.Otros, por su parte, sin otros cargos que olvidar nos deslumbran por los altos vuelos o las rimbombancias de los títulos que se enquistan y que, más que encandilarnos, nos sumen en la perplejidad que resulta de lo absurdo y sin sentido.Hay por ahí quien ama endilgarse aquél de “politólogo”, que a este infeliz servidor, corto de luces intelectuales, le suena muy relacionado con supositorios y enemas. ¡A santo de qué puede un mortal común y corriente, sin más estudios políticos que un semestre universitario o dos libracos mal leídos, arrogarse semejante título que no es más que una patente de corso para validar sus escuálidas opiniones! Opiniones que de otra manera pasarían sin pena ni gloria por las páginas en cuestión.¿Y qué de aquél “analista internacional”? Con tantos aspectos y aristas que forman el escenario del mundo ¿qué analiza nuestro personaje en cuestión? ¿La política? ¿Las relaciones económicas? ¿Los tebeos? ¿Los capítulos de los Simpson? ¿Los hábitos alimenticios de los lagartos? ¿O hemos de creer que, a imagen y semejanza de Dios, el mortal afortunado que devenga dicho título capta, en su omnipotencia, todo el devenir humano?En estos tiempos de transparencia y requerimientos éticos es menester cuidarse de los detalles no revelados, que son precisamente los que nos desentrañarían las verdaderas intenciones y sentidos de cuanto vemos publicado.

Manual político

Que si preguntaran de qué color es el cabello de Shakira o cuál es el último éxito discográfico de Dorindo Cárdenas, pues va y pasa. Esos son conocimientos imprescindibles en la cultura de un profesional de estos tiempos. Pero, no. Con tan pocos años, los niños de hoy son crueles y disfrutan al poner a su pobre padre en semejantes aprietos, porque una pregunta tan perversa desdice de la tradicional ingenuidad que se le endilga a la niñez.¿Qué cualidades se requieren para ser político?En primer lugar asegúrate de obtener el calendario completo de las fiestas patronales que se celebran a lo largo y ancho del país. Y sobre todo, esmérate en ser uno de los abanderados de las mismas: no hay cofradía más leal que la de los pachangueros y libadores.Luego, se requiere de la osadía para hablar y opinar acerca de todo. No te preocupes si no sabes de nada, eso es lo de menos mientras tu retórica conecte con las ambiciones de quienes te escuchan. Y que tus intervenciones salgan publicadas en los medios, porque político sin noticia y sin fotos es como un velorio sin muerto.Desde ya ve haciéndote con un impresionante cúmulo de excusas y acusaciones. Las primeras te servirán para esconder tu incompetencia y las otras para encontrar a los chivos expiatorios que carguen con la responsabilidad de tus errores. Jamás cometas la locura de reconocer una falta, que para eso están tus subalternos: para cargar con tus metidas de pata.También debes saber que para estar en los jugosos puestos del aparato gubernamental, tienes que pertenecer a un grupo político: ellos son el puente que necesitas. Pero no te identifiques ni te comprometas con ellos de manera tal que en las próximas elecciones no puedas saltar al grupo político vencedor. Confirma, eso sí, que los intereses de estos grupos coincidan plenamente con los de tu bolsillo, de lo contrario estarás perdido.Otra cualidad fundamental para ejercer el oficio político es un férreo dominio de tu conciencia, hasta el extremo de no tener reparos en sostener hoy una convicción y mañana mudarte a defender la contraria porque resulta más conveniente a tus ambiciones.Esmérate en aprender el sagrado arte de la tergiversación. Nunca faltará en tu camino un atravesado que se apegue a la ley y a los principios, y requerirás de todas tus mañas para desprestigiarlo y rebajarlo a tu mismo nivel.Jamás manifiestes interés por nada que no puedas exhibir ante las cámaras fotográficas o las de televisión. Olvídate de donaciones anónimas: que tu mano izquierda y las del resto del país se enteren de lo que regala tu derecha.Adquiere un estricto dominio de la historia, pero no la de los libros, sino de la que te puedas inventar para figurar como paladín y salvador de tus coterráneos. Que piensen en ti como la única posibilidad para arreglar sus problemas; que no te robe el sueño el simple hecho que resultes un fraude. Antes de las próximas elecciones ya lo habrán olvidado.Nunca pierdas el tiempo asistiendo a eventos sin posibilidades de aparecer en los medios escritos y televisados. Recuerda lo que decía el viejo Dalí: no importa si hablan bien o mal de uno, lo importante es que hablen.No pierdas oportunidad de cazar aquellas palabras que tiñan tus peroratas de ese aire de sapiencia que impresiona a las masas. Si no comprendes el significado no tiene importancia, lo esencial es que sean rimbombantes: neoliberalismo, globalización, posicionamiento, multilateral, plenario...Y finalmente, nunca descuides las promesas. Y no me refiero a cumplirlas, que eso es lo de menos. Tu promete, promete, y vuelve a prometer. No dediques ni un segundo a reflexionar si puedes cumplir o no. Tú promete. Gánate a tus electores prometiendo cielo y tierra: no hay nada más crédulo que un pueblo hambriento y desempleado. Cuando nuevamente necesites de sus votos, ya habrán olvidado las anteriores y te los ganarás prometiéndoles todo lo que no les prometiste la primera vez.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Pinceles de libertad

¿Para qué pintar?...Es la pregunta que me asalta muchas veces ajetreado entre los pinceles. ¿Para qué pintar? No puede ser por el dinero porque, hasta hoy, con suerte he logrado vender tres o cuatro de mis obras. Tampoco para inmortalizarme porque después de unos años de tragar tierra bajo una loza, ¿qué puede interesarle a alguien que lo recuerde la posteridad? Ha de ser entonces por simple LIBERTAD. Si, por ejercer ese derecho de hacer, decir y pensar lo que me venga en gana. Pinto así como otros salen en la televisión, escriben, viven, piensan o simplementan respiran bajo el cielo que ellos eligen para sí. Como todos, hago lo que hago por ejercer la razón y el derecho que me asiste desde que arribé a este mundo: por ejercer mi LIBERTAD. Libertad que debemos defender a toda costa, que debemos proteger de los desplantes y abusos de aquellos simios que aunque vistan de rojo o verde olivo aún permanecen en las ramas del primitivismo y la ignorancia. De norte a sur, de este a oeste, cada uno de nuestros actos está motivado por la LIBERTAD. Así de simple.

Cosas veredes...

Ataque de pánico súbito le llaman. Te sudan las manos, te palpita el corazón y sientes una urgencia incontrolable por correr hacia donde sea; lejos del miedo y la angustia. Y eso no es todo: te conviertes en reo voluntario de tus miedos y temores...hasta que sientes que siete meses de encierro ya es suficiente. Entonces haces a un lado el orgullo y reconoces que concertar una cita con un psiquiatra no es el fin del mundo. Ni siquiera es la antesala a cuartos acolchados y camisas de fuerza. Más bien es el inicio de un proceso de autoconocimiento y la hora de afrontar una dolencia sicológica que hace mella en la vida de cientos de miles de individuos que, o no se atreven a enfrentarlo o ignoran su padecimiento: sólo lo sufren. Unas sesiones con la psiquiatra y unas pastillitas recetadas por un período más o menos significativo y recobras la libertad. Recobras tu vida. Aprendes que el estrés, las preocupaciones, las angustias, son todas un modo de vida para nada saludable. Y valoras en su justa dimensión aquello de "no sólo de pan vive el hombre".También vive de su paz mental; de la tranquilidad que pueda alojar en su espíritu.

Entibiar el hielo

Un fenómeno se extiende como una gripe por la internet: los weblog. Una porción de espacio -cada vez más creciente- cuya principal característica es la intimidad, el acercamiento personal. Algo que le faltaba a un monstruo tan frío e impersonal como lo era la red. Los temas cubiertos son tan variados y múltiples como cada uno lo quiera hacer en su espacio. Los hay culturales, confesionales, en torno a un tema particular, pero siempre vertebrados en esa característica ya mencionada: la intimidad; es un diálogo entre personas lejanas y muchas veces desconocidas, pero que se esfuerzan por echar por tierra los muros de incomprensión que supuestamente las separa. En mi opinión muy personal - que nadie está obligado a compartir- esta será la principal virtud del fenómeno comentado: nos ayudará a confirmar de una vez por todas que son muchísimas las cosas que nos unen y demasiados pocas las que tienen la fuerza suficiente para separarnos. Ahí está la clave: se humaniza el ciberespacio.

En las ramas

Creo en la igualdad de oportunidades para todos. En lo que me resulta difícil creer es en la igualdad de todos los seres humanos. Hay algunos más iguales que otros, así como los hay menos iguales. Porque se topa uno a cada imbécil cuyas únicas virtudes son una letrina por boca y una pobreza mental que se reduce a tres o cuatro insultos o palabrotas. Y encima interpretan el silencio de los demás como cobardía. Afortunadamente, cada vez son menos. Aumenta el desprecio y la indiferencia que los anula, que se compadece de esos congéneres que aún no bajan de las ramas para intentar caminar sobre sus pies. Quizás ya falte muy poco tiempo para su extinción. En un mundo donde el cambio es la norma esos primates no podrán sobrevivir. En una realidad cada vez más compleja es la prudencia y el respeto solidario los que determinarán que logremos alcanzar el futuro. Hasta entonces, ignoremos a quienes lucen por único argumento los gritos y los insultos. El silencio, en estos casos, es virtud, que no cobardía.

Palabras...¿al viento?

Y es que tampoco las valorizamos...todo lo contrario. Las desgastamos, las trillamos, las amontonamos. Así como se amontonan los bultos en un depósito; una encima de la otra; una en pos de otra. Hasta que pierden valor. Hasta que pasan a significar casi nada. Nos acostumbramos a verlas como un conjunto, sin aristas, desperdigadas por las hojas abandonadas de un diccionario. Y llegan épocas incoloras en que las pronunciamos y ya nada significan. Las vomitamos como lo hace con el alcohol un borracho desenfrenado. Y pasa que amistad, amor, comprensión, perdón...pasan a ser sólo vocablos que soltamos por no escuchar el silencio; por no enfrentarnos al misterio de una mirada, o a la espera silenciosa de una esperanza. Quizás cuando reaccionemos y volvamos a apreciar las aristas que presentan esas y otras muchas palabras, tal vez sólo entonces volvamos a recuperar nuestra humanidad. ..

Los modernos vampiros

Que es un vicio, claro. Pero no de alcohol, nicotina, ni mucho menos cualquier otra porquería. Pero, vicio igual. Te levantas en la mañana, y aún sin sacudirte la modorra corres a la esquina acostumbrada a comprar los dos diarios de tu predilección. Regresas, enciendes la tele en los noticiarios o en los programas de comentarios matutinos y mientras desayunas te disparas todas las páginas de los cachivaches que buscaste con tanta urgencia. Terminas atragantado entre tanta miseria y malas noticias. Políticos corruptos, policías abusivos, promesas incumplidas y víctimas de la fatalidad, la violencia o del desencanto. Terminar colgado de una soga no es como para facilitarle la digestión a nadie. Pero eso es el periodismo. Como dicen ellos mismos: las buenas noticias no venden. Qué le vamos a hacer. Pudimos haber sido sastres, o camioneros, o vagos empedernidos. Pero, no. Tuvimos que obstinarnos en ir a la universidad y estudiar esa vaina. Una especie de vampirismo moderno, a pesar de todas las buenas razones que algunos invoquen para justificar la profesión. ¿Libertad de expresión? ¿de información?...Qué va. ¡Dráculas del último siglo! ..

Las bardas derruídas

Y nada. Que entre el pasar de los años y las urgencias de criar a los niños siempre queda un sueño pendiente. Soy caricaturista político de profesión; estudié periodismo y escribo artículos eventuales de humor y sátira social, y hace aproximadamente 8 años comencé a pintar. Desde pequeño siempre quise ser pintor. A la manera de Miró, Picasso y Van Gogh. No quería ser otra cosa. Pero en un pueblo rural la gente no ve eso con muy buenos ojos. ¿pintor?, decían, ¿y qué piensas comer? ¿estás dispuesto a morirte de hambre? Y al final el peso de las dudas sembradas le relegan el sueño a un rincón oscuro de la conciencia y el corazón. Hasta que un día el hastío de lo cotidiano y la repetición de un día tras otro, todos iguales, te suenan la campana de alerta y te susurran que algo te falta aún. Es ese viejo sueño que dormitaba en los pliegues del olvido y la memoria; que enmohecido por el abandono no ha muerto. Y entonces tomas un lienzo, un pincel e inicias una lucha angustiosa y difícil. Más angustiosa y difícil que la lucha de tu rutina diaria. Pero, eso sí, más llena de encanto y satisfacciones. Comienzas a crear y cada nuevo cuadro que logras -uno entre decenas malogrados- le inyecta un nuevo aire de frescura a tu vida. La sientes más amplia, más llena y, sobre todo, menos restringida porque con tus nuevos esfuerzos has echado por tierra las cercas y bardas que la limitaban.

Estampitas de cristal

Es que la televisión se ha venido a convertir en una especie de santoral moderno, como quien dice, de la era digital. Nos sentamos frente a ella y optamos por creer todo lo que nos presenta, sin ejercitar una sola de nuestras neuronas, y aceptando como artículo de fe cuanto vemos y oímos en la pequeña pantalla. Por ello no es de extrañar que, como una plaga de hongos que se multiplican descontroladamente, se nos paren al frente cualquier cantidad de individuos, que hasta ayer desconocíamos, pontificando y gesticulando sus dogmas de fé recién bajados del Sinaí. Frente a la que una vez fuera la caja boba y ante tan imponentes titanes de la integridad y la virtud cívica recuperamos la fe en el género humano. ¿Cómo es posible que pensara tan mal de la humanidad teniendo entre nosotros a un individuo que más parece un dios bajado de las cumbres del Olimpo? Craso error. Facilítale lo que quiere - una silla presidencial, un escaño legislativo o tu voto en la urna- y serás testigo de la más lamentable y estrepitosa caída de un ídolo con pies de barro. ¿Cómo reconocer a estos bichos traicioneros? Cúidate de los que te hablan de virtudes ciudadanas, de libertad y transparencia, de la sociedad corrupta que nos envuelve... Y cúidate sobre todo de aquellos que muestran un claro desfase entre sus obras y sus palabras.

martes, 4 de diciembre de 2007

Esclavos de la libertad

¿Y la libertad?...Muy bien gracias, si llega a encontrarla. Otro sueño como los tantos que se ha fabricado el ser humano desde la alborada de los tiempos. Otra ilusión como la de la eternidad, que muere con cada uno de los que llegan al final del camino. Hay quien se cree libre de pensar lo que quiera, de escribir lo que sienta; hay incluso quien se cree en la libertad de morir por lo que dice es su sueño. Pues, nada. Que somos esclavos de nuestras rutinas, de nuestros hábitos, de nuestras lacras. De nuestro ambiente, nos advierte la ciencia. Ni siquiera el artista que se llena la boca pregonando su libertad de creación. Esta nace marcada por los recuerdos, las experiencias, las desesperanzas, y un montón más de bichos raros que algunas veces somos incapaces de reconocer.Pero ahí reside nuestra grandeza como seres humanos: en nuestra capacidad de soñarnos libres, de cerrar los ojos y creer en un portento como la libertad. Esta virtud nos evita más cadenas de las que ya llevamos; y aún nos hace capaces de cambiarlas por otras más de nuestro gusto. Cambiamos nuestra ignorancia por una porción de luz. Cambiamos nuestra indiferencia por un lazo de amistad...Si, somos esclavos; pero esclavos capaces de soñar con la libertad, y por ello, de pelear y esforzarnos por mudar una esclavitud por otra. Tal vez en estos intermedios sea dónde, por breves momentos, carecemos de cadenas.

Artilugios más humanos

Como en todo. Del negro al blanco hay una inmensa gama de grises. Al igual que en la red, donde encontramos de todo. Encontramos a quienes amparados en el anonimato que ella brinda se dedican a la burla, a la mentira y a la destrucción, dando rienda suelta a los aspectos más oscuros que llevan sembrados en sus seseras y sus espíritus. Pero, también encontramos a muchísimos congéneres que nos permiten recobrar la fé en el género humano, recobrar la confianza en sentimientos como el amor, la amistad y la solidaridad.Sucede que no soy muy diestro manejando estos artilugios - la computadora y la red-, pero hace unos días logre colarme a uno de esos parajes virtuales llamados chats y la sorpresa fue gratificante. Me encontré con un grupo de personas de una extremada inteligencia y sensibilidad humanas.Personas que aún creen en los mejores aspectos de la humanidad y lo manifiestan a través de la amistad, el amor, la sinceridad y el diálogo franco y cordial. Y con eso de las webcan y el audio incorporado, quienes hasta ayer eran lejanos desconocidos, hoy se transfiguran en seres de carne y hueso, capaces de signar nuestro espíritu con el brillo de una mirada, el encanto de una bellísima sonrisa, o el particular timbre de una voz.Definitivamente...el mundo está cambiando. La tecnología está echando por tierra las fronteras allá por los lados de las relaciones humanas. Gracias a estos avances, se globalizan el amor, la amistad, la camaradería personal. Lo cual, en un mundo donde campea el descreimiento y la impronta pesimista, adquiere tintes esperanzadores para todos los que se niegan a apartar la mirada del sol.Como en todo, del negro al blanco hay muchos matices. Y en medio de un panorama donde suena el metal de las armas, esa corriente humana que cada día crece en la internet podría significar la diferencia para el futuro cercano.

Allá en la amistad

Siempre lo he dicho; y lo repito: amigo que no ocupa, no es amigo. Es un mueble, una sombra, poco menos que el boceto de aquello que debió concretarse en algo muy importante en nuestras vidas.Un amigo es alguien de carne y huesos que nos importuna con una visita cuando estamos en la cárcel. O que provoca que se nos lastime la herida recién suturada contándonos ese chiste que ilumina un poco la insalubre sala del hospital. Un amigo, en fin, es, utilizando ese lugar común de las expresiones, el paño de lágrimas o el hombro que se nos ofrece en medio de la desesperanza, del dolor o del descreímiento. Un amigo es eso y más. No es ese ídolo inalcanzable, que flota allá arriba en las altas nubes sin escucharnos.Y la distancia no es un obstáculo. Ni la ausencia física. En algunas ocasiones esa particular voz que escuchamos a través del teléfono representa los valores de la amistad con más fuerza que quien se agita a nuestro lado. No hay un rostro, una mirada, ni una seña en particular; hay, sin embargo, algo que supera con creces la ausencia de lo anotado: hay sinceridad. Y esa es la principal pilastra que sostiene el resto de la edificación. Porque no hay amistad donde no existe la sinceridad. Lo demás son simples detallitos, superables entre dos corazones que se comunican.

Prometeo al revés

¿Y no será que la rutina es un cerebro cuadrado? ¿Que el hastío de cada mañana no es un trabajo mal pagado y un jefe miserable, sino la maldita costumbre de rumiar día tras día los mismos pensamientos y rencores? Paradigmas le dicen quienes pretenden saber lo que ignoramos el resto de los mortales. Y no son otra cosa que el pensar y experimentar el mundo siempre desde la misma orilla, porque tememos zambullirnos en las aguas, cruzar el río y ver el mundo desde otro ángulo. Y no sólo ver nuestro mundo, sino intentar ver el mundo de los demás , instalándonos por un momento en sus propias orillas. Tal vez cuando seamos capaces de tal portento, la rutina desaparezca de nuestros amaneceres cotidianos y ya nunca más el espejo nos devuelva esa imagen matutina de un enano que cepillo en mano pretende una grandeza para la cual no hace ningún esfuerzo que le pinte el mérito en la frente. Como una moderna marca de Caín.

Silencios lejanos

No son las fronteras las que nos dividen. Ni siquiera la religión o el color de la piel. Nos divide el silencio. Ese muro intangible, pero real, que nos impide conocer siquiera el nombre de quien se sienta al lado; que nos niega la respuesta a un simple buenos días o buenas tardes. El silencio es la moneda vigente luego que salieran de circulación las tradicionales normas de la urbanidad más elemental. Callamos ante el vecino que recién llega al barrio, así como hemos callado ante el que encontramos al llegar nosotros.Callar...callar...callar...así vamos levantando, ladrillo tras ladrillo, el muro de silencio que nos divide, que nos aleja cada día más de los otros. De aquellos que formando parte del entorno cotidiano, no forman parte de la pequeña y estrecha vida que nos empeñamos en llevar.

El Camaleón Cervantes

Cuando leo el periódico o veo los noticieros, no puedo menos que recordar a Borges cuando señalaba que "no importa que existan los pobres, lo importante es que no se sepa". Y en esto de ocultarlos no hay mejor herramienta que el lenguaje. Usted escribe ciudadano económicamente marginado y le ahorra al lector una palabra tan fea como pobre.
¡La concisión es un lujo que no quieren permitirse los comunicadores!
En vez de vaca nos espetan bovino; al miserable que con un bombazo borra del mapa a cien personas ya no le dicen terrorista, sino fanático ideológico. El atraso se ha venido a convertir en subdesarrollo, aunque sigamos estancados: no nos movemos en ninguna dirección, ya ni siquiera estamos en la vía; como siempre ocurre,creo que irresponsablemente nos hemos echado a un lado a mirar cómo caminan los demás.
Se forma una revuelta en la cárcel y ya no nos hablan de presos: ahora son internos. ¿ Y a los que a diario se escapan de las mismas se les llama fugitivos? No. Llámeles Houdinis.
La pobreza no es tal; dejemos a un lado la grosería y escribamos niveles bajo cero de ingresos.
Vuelvo y cito a Borges- apenas entregó los tenis es síntoma de cultura hacerlo- que decía: " un grupo de cambiantes militares se encarama al poder que nos maltrata durante unos siete años; a esta calamidad se le llama proceso".
En este afán eufemístico ciertos delincuentes lucradores cargan con el mote de dirigentes sindicales-sin ánimos de ofender a los delincuentes. Aquellos arribistas mal autodenominados líderes comienzan barriendo el local del sindicato y terminan pasando las vacaciones en Europa con el perro, la mujer y los hijos -y el segundo frente en el hotel de al lado.
Si a un par de burócratas malintencionados les importa un comino el futuro incierto de los viejos jubilados, pues se roban los fondos del Seguro Social y al final todos tranquilos.Aquí no se hablará de robo sino de un negociado.
Vista la utilidad de esta manía la hemos llevado a los niveles más personales. Ahora cobramos demás por un servicio y no es explotar al prójimo: es darnos a valer. Si además somos matones y lo hacemos junto con parientes y hermanos, entonces somos un séquito; que eso de pandilla atenta contra las buenas maneras.
Llega un fulano -que un par de días atrás vendía frituras en el colegio del hijito del ministro- y se gana una licitación millonaria para la construcción de una autopista gracias a su amistad con el nene de papá, eso ya no es tráfico de influencias: en buen castellano y apego a las normas de urbanidad decimos que es cabildeo.
Si además de la autopista le conceden la construcción de un corredor - en cualquier punto cardinal- y le regalan valiosas tierras aéreas, ¡pobre del ignorante que diga que eso es un atraco!: en buenos términos económicos eso no es más que globalización.
A las atrocidades y desmanes cometidos bajo el amparo de un puesto público se les señala como delitos políticos.
El agua es el preciado líquido, aunque durante los carnavales la derrochemos como frenéticos desaforados.
Y a esas abusivas batidas policiales se les endilga el calificativo de operativos de profilaxis social, así sean los funcionarios gubernamentales que las ordenan y realizan los más urgidos de una profilaxis. Y las áreas en que son ejecutadas, que ofenden la abundancia y molicie de los más, pasaron a ser cinturones de pobreza o áreas marginadas.
¡Santo Dios! El buen manejo del idioma no nos convierte en cómplices sinverguenzas del status quo o de los políticos de turno, sino en extraordinarios cronistas y, además, en prestidigitadores morales de nuestra época.

Matracas navideñas

Que la historia es una sarta de mentiras no nos quepa la menor duda. Y eso de los Santos Inocentes no es solamente el veintiocho de diciembre. ¡Santos Inocentes, bola de ingenuos, son los trescientos sesenta y cinco dias del año!, sesenta y seis los bisiestos. Pero, eso sí, la fecha tiene su santo génesis.
Cuando Herodes llama a capítulo a los Reyes Magos para que le soplen el lugar de nacimiento del Hijo de la Estrella de Oriente, ¿qué creen ustedes que ocurre? Casi nada, que los susodichos lo embaucan con la falsa promesa de volver y le dejan esperando, por lo cual no puede cumplir con ir a rendirle culto al recién nacido;otra falsa promesa.
Ante tal mentira, el malinterpretado Herodes decide pasar a filo a todos los párvulos de los alrededores.
Pero bien merecida se tenía la embaucada el infanticida, porque ¿ a qué imbécil se le ocurre creer en unos dizque magos que se transportan a lomo de camello en vez de las clásicas alfombras voladoras de las Mil y Una Noches? Que no me vengan con el cuento que son más rápidos y cómodos los encorvados animalejos.
Respaldada por el prestigio que le brinda la Biblia, esta historia probablemente dio origen a lo que hoy conocemos como Santos Inocentes.
Santos que ni son inocentes e inocentes que no son ningunos santos. Por lo cual celebramos la fecha clavando un par de mentirillas blancas a nuestros allegados y restregándoles en la cara su minuto de idiotez con el ya socorrido ¡Inocente mariposa! Algunos, los más fanáticos, han asumido la historia con tal vehemencia hasta el extremo de convertirla en un modo de vida conocido como política. Diariamente, minuto a minuto, les escuchamos confabular sus más grandiosas inocentadas:
- La pobreza ha disminuido en todo el país, espetan algunos.
- Estamos acabando con el desempleo, pregonan los más osados.
- Estos periplos imperiales son necesarios para atraer millonarias inversiones, chilla el más planchado.
- No me alcanza el salario, declara el diputado con vocación de saltibanqui. Ya quisiera yo ganar millones para compartirlo con mi pueblo, añade mientras desangra las arcas con sueldos que no justifica.
- Si votan por mí les construyo el puente...¡Qué no tienen río! Pues, también les mando uno para que pongan el puente.
Veintiocho de diciembre. Día de los Santos Inocentes. ¿Quedará alguno en estos días?

Malas noticias.
No todo durante estas fechas es festejo. La tragedia ronda aun en los Santos Inocentes.
Una agencia internacional de noticias nos sorprende con la mala nueva que el burrito sabanero ha muerto.
¿Quién no recuerda aquel burro incompetente que durante unos veinte años deambuló en busca de un pesebre que, al parecer, le escondieron en los confines del oriente?
Su ya no tan infantil acompañante, nieto en brazos, se negó a brindar declaraciones ahogado no por las lágrimas, sino por un asma aguda pescada durante su largo peregrinar por esos fríos y desiertos parajes de Dios.
Mensajes de condolencia inundaron la redacción de la agencia. Peregrinos de todos los desiertos habidos y por haber, que en algún momento se cruzaron con el distraído animal -el burro- lamentaron su muerte.
-Un poco estúpido y desentonado, pero simpaticón- señalaron.
"Con mi burrito sabanero voy camino de Belén..."
Esperamos que esta vez si encuentre el camino;de lo contrario, largo será su nuevo peregrinar por el limbo.

Un mundo infeliz

Cuando escuché la noticia salté de la silla embargado por la emoción. Unos científicos británicos habían logrado duplicar a Dolly por medio de algo así como una clonación.
- ¡Santo Dios! No puede ser cierta tanta felicidad. Un duplicado de la Dolly Parton, pensé mientras la ansiedad inflamaba el pecho- el mío, no el de la Parton, que esos ya no dan para más.
Inmediatamente llamé al laboratorio de ciencias de la Universidad Nacional para preguntar el precio de una copia biológica. Cualquier cosa por tener a la country en casa.
-Lamento decirle que aquí no tenemos ni idea de los costos de un clon de la oveja Dolly.
- ¿Oveja? ¿Quién habló de oveja?
- Si, oveja. Si se refiere al experimento de los británicos, sepa usted que Dolly es una hermosa oveja inglesa.
- ¡Miserables! , troné mientras destrozaba el teléfono contra el suelo, ¿ A quién rayos se le ocurre duplicar una oveja?¿Qué clase de pervertido inescrupuloso puede bautizar a un animalucho con el nombre que acompañó nuestros desvelos juveniles?
Loco de la ira busqué en el directorio telefónico el número del Instituto Roslin de Edimburgo, donde trabaja Ian Wilmut. Nadie supo darme cuenta del mismo, ni del teléfono de la empresa de biotécnica PPL Therapeutics, que fue la que alcahueteó al duplicador de ovejas.
-¡Tanta privatización y tanto globalizar, y en este país uno no puede llamar a Frankenstein para insultarle!
Me largué al trabajo con la mañana ya echada a perder por tantas malas noticias. No terminaba de sentarme ante mi monitor cuando me pasaron una llamada de mi primo Cholo.
- ¿ Te enteraste de lo de los ingleses?
- Depende a qué ingleses te refieras: Sarah, Lady Di, Carlos...
- ¡No, imbécil! A los ingleses deshumanizados esos que andan duplicando ovejas.
-Ah, esos. Sí, ya me enteré.¿Qué ocurre con ellos?
- Pues casi nada. Que mi mujer, que ahora le ha dado por leer la sección científica del periódico, se enteró del experimento de los clones y se le ha metido entre ceja y ceja adquirir una copia de su madre.
-¿Y?...
-¿Como que y...? ¡ El mayor atractivo que tenía cuando la conocí era el de ser huérfana y ahora lo va a echar por tierra! ¿Te imaginas, después de años de felicidad, venir a lidiar una suegra?
Colgué sin despedirme. Ya era el colmo de las malas nuevas. Tomé papel y bolígrafo y escribí una breve y escueta carta al causante de tantas desgracias.

Sr. Ian Wilmut
Instituto Roslin de Edimburgo

No muy apreciado señor:
Como argumento de ciencia-ficción pasa, pero como realidad de la vida cotidiana ya es otra cosa.
La clonación es una amenaza que puede convertirse en la pesadilla de los países que, como Panamá, se esfuerzan por consolidarse en la vida democrática y en el respeto de las leyes e instituciones decentes.
Ya en nuestros corrillos políticos hierve la especie de que si los del PRD no logran pasar la reelección ni el plebiscito, darán un paso más adelante que usted y clonarán no una oveja, sino un vacuno, cuyo duplicado será postulado para las elecciones del noventa y nueve. Y como usted puede ver, esto no será reelección...pero se mastica igual.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Pelen el ojo con Cupido

Mucha tinta ha corrido desde que el catorce de febrero fue decretado como día del amor y la amistad. Se ha escrito de todo. Ninguna cursilería se ha ahorrado para conmemorar la fecha. Aún así, vienen a mi mente recuerdos de aquellas amistades que llamaron mi atención desde muy pequeño. Amistades que, infortunadamente, con el correr de los años, han terminado levantando serias sospechas al llegar a la madurez.
¿Quién no recuerda aquella entrañable pareja de amigos dedicados a combatir a los malos de ciudad Gótica? ¿Quién, de los que rondamos la treintena, ha olvidado al famoso dúo dinámico, Batman y Robin? No hubo amigos como esos. Golpes aquí. Carreras allá. Burlando al peligro y a la muerte juntos. ¡Cuántas veces importunamos a mamá exigiéndole una máscara de Batman que acompañara nuestras aventuras infantiles!
¿Quién que se precie de haber tenido infancia ha olvidado a Superman y a Jaime Olsen? Superman salvando a Jaime al caer este último de las grandes alturas. Jaime retirándole a Superman la kriptonita dejada maliciosamente por el infame Lex Luthor. ¡Aquello si que era una amistad!
¿Y el Llanero Solitario? No creo que exista nadie entre los treinta y los cuarenta que no recuerde al Llanero Solitario, ese enmascarado justiciero que, junto a su nativo amigo Toro, se encargó de escarmentar a un montón de bandoleros y cuatreros del ya trillado oeste.
Aquellas sí que eran amistades. Por lo menos eso creíamos hasta que la traicionera madurez de los años se nos vino encima.
¿Batman y Robin amigos? Cuéntame una de vaqueros. Gatúbela babeándose por el hombre murciélago y éste, raudo y veloz, se da a la fuga con el Joven Maravillas. Y ese mote de maravillas adivinen quién se lo encajó -el mote-: pues, ¡El pendejote de Batman!
Y el Super resulta que no es tan man. La pobre Luisa Lane soñando siempre con los brazos -y otras vainas- del Superman y éste eternamente ocupado apañando al Jaime, que sospechosamente siempre encontraba una azotea desde la cual caerse. ¿ Nunca se preguntaron porqué Jaime tenía relojito con superseñal para llamar al hombre de acero y Luisa no?
Pero no son los únicos. Mas de una vez quedó una rancherita con la boca abierta suspirando por el Llanero Solitario, quien prefería marcharse con su Toro en busca de 'otras aventuras'. ¡Ayuuu, Silver!
No nos llamemos a engaño. Esto del catorce de febrero ha degenerado en un asunto feo. Pero el único culpable es el mismo responsable de la promoción. Porque entre flecha y flecha, ¿alguien le conoce novia a Cupido? Por ahí comienza la vaina. Alguien en este país, la junta de censura o alguna sociedad pro moral, debe pelar el ojo, porque ese angelito está raro.

Embrión político

El pequeño hijo de mi vecina es un niño infame. Todos los niños, a excepción de nuestros hijos, lo son. Pero, qué le vamos hacer si ellos son nuestro castigo por mordisquear la fruta prohibida- a la del jardín del Edén me refiero.
El pequeño hijo de mi vecina, vuelvo y repito, es un chiquillo infame.
- ¡ Me va a matar de un disgusto!- grita la madre enojada- ¡ Y sólo tiene cinco años!- agrega angustiada al recordar el tiempo que aún le falta para que cumpla la mayoría de edad y se largue bien lejos de casa.
El siniestro párvulo es arrogante, vivaracho, temerario y de armas tomar; enemigo de los deberes que le asigna la maestra del kinder. Es callejero, obstinado y de una estupidez sólo justificada por su corta edad.
La madre, a la del pequeño me refiero, se presentó a mi casa hace algunos días a buscar consejo porque según la pobre, le parezco una persona inteligente y bien educada.
En honor a la verdad me sentí muy reconfortado tanto por su opinión como también por comprobar que habían resultado mis trucos para ocultar mis revistas Playboys dentro de los libros que fingía leer.
-Me he atrevido a molestarle porque es usted una persona dedicada a la buena lectura. Siempre está con un libro entre las manos cuando paso para la tienda.
- Pues ya sabe usted lo que dicen, que la lectura es la ambrosía del espíritu.- subrayé recordando la ambrosía de las páginas centrales de la revista.
- Claro que sí. Ya quisiera yo que mi hijo pensara igual.
- Es pequeño. Está a tiempo aún...
- ¡Qué va, vecino! Después de ocho semanas de embarazo es peligrosísimo, y después de nacido sería parricidio. No me queda otra que aguantármelo.
- ¿ Y los abuelos ?
- Amenazaron con mudarse a Groenlandia si se los llevo siquiera otro fin de semana.
- Bien. No le queda mas que criarlo y educarlo tanto como permita su escasa masa encefálica.
- Por eso estoy aquí, vecino. Para consultarle su opinión al respecto. ¿ Le ve usted posibilidades en algun oficio a mi mequetrefe?
Conmovido por la mirada que acompañaba la pregunta le metí cráneo al asunto durante algunos minutos...Durante una hora...Dos...Tres...
- Tome en cuenta que ese pequeño monstruo es falso,vanidoso, egoísta, malintencionado, traicionero. Un ser humano al fin y al cabo. Pero también tenga en consideración sus pequeñas virtudes.
- ¿ Las tiene?
- Sí. A pesar de sus pocos años es ferviente enemigo de la degradación medioambiental. Está en contra de la tala de árboles y por lo mismo ha jurado y perjurado no tomar jamás un libro entre sus manos. ¿ Sabe usted cuántos árboles han sacrificado para fabricar el papel de toda su biblioteca? Por otra parte es un firme opositor de la explotación del hombre por el hombre. Desde muy chiquito repite que el salario es el soborno que se le paga a gente sin carácter para que sacrifiquen algunas horas de su ocio.
- A pesar de las apariencias tiene sus virtudes el pequeño.
_¿ Verdad que si?- replicó esperanzada la vecina.
Volví a postrarme en mi mecedora, agarré mi Playboy sin ocultarla en el libro pues a esas alturas me importaba un bledo cuántos cadáveres ecológicos habían costado las conejitas del poster y, sin ningún remordimiento, le recomendé:
_ Señora, este es un país de partidos y ministerios, ¡ métalo a político!.

Si Darwin estudiara a Porky...

Como si no fuera suficiente ultraje para los monos acusarlos de ser nuestros padres evolutivos, ahora un grupo de investigadores británicos y estadounidenses, después de examinar fósiles en la zona de Karoo (actual Sudáfrica), se ha dado a la tarea de regar el runrún de que el verdadero culpable de tanta degeneración es una especie de cerdo prejurásico que vivió hace 250 millones de años en el desierto sudáfricano.
Y es en extremo peligroso que los científicos se presten para estos maliciosos jueguecitos, porque al ser uno de los pocos grupos de profesionales que conservan una pizca de credibilidad en este moderno maremágnun de globalización y reelecciones, cualquier hijo de vecino se cree el bochinche.
Mira uno a su alrededor y al verificar que, además de perder el jardín del Edén, hemos procreado a tantos sindicalistas, buseros , políticos reelecionistas y demás íncubos, y termina no sólo creyéndose descendiente de un cerdo antiquísimo, sino de cualquier bestia que se le ocurra a un recién graduado de la Universidad Nacional.
Cuentan estos malhablados hombres de ciencia que el susodicho animal, el lytrosauro, comenzó a desarrollarse cuando aún prosperaban los dinosaurios, esas montruosas criaturas sólo comparables a los ministros de economía y a las fabulaciones jurásicas de Spielberg.
Por su parte, un diario tan prestigioso como el Sunday Times señaló que el aparato nasal del lytrosauro demuestra que se trataba de un animal de sangre caliente, lo que le permitió sobrevivir a la sequía y al aumento de la temperatura que acabó con los inquilinos del Jurasic Park. Lo que no explica ni el periódico ni los científicos de marras es cómo una bestia de sangre caliente puede dar origen a un siniestro abogado, legislador o a un busero, especímenes que actualmente son señalados como animales de sangre fría. Ni repara tampoco el susodicho diario que aunque han evolucionado a otros niveles más refinados, los actuales descendientes de Porky conservan en toda su majestuosidad el formidable aparato nasal, que, al final de cuentas, les permite sobrevivir a tanta corruptela, parapolítica y otros escandalillos muy frecuentes y comunes por estas fincas.
Definitivamente no podemos estarnos creyendo los absurdos cuentecitos que individuos desvariados ponen a rodar con no se qué perversas intenciones. Por muy británicos o gringuitos que sean. O por muy graduados de Harvard o de Oxford que vengan.

¡No fueron los monos!

Después de muchos años de rodar la bola esa de que los hombres descienden de los monos, un reciente estudio científico hecho al DNA extraído de los huesos de un hombre de Neandertal pone en duda tal afirmación e incluso sugiere que genéticamente somos demasiados distantes para ser descendientes de aquellos.
¡Finalmente se le hizo justicia a los monos!
Porque una cosa es vivir con el estigma de ser los padres adoptivos de Tarzán, pero otra muy distinta que lo califiquen a uno como la fuente originadora de semejante degeneración.
¿Puede imaginarse la terrible desilusión sufrida por esas criaturitas luego de la hazaña de bajarse de las ramas, arrastrarse encorvado, erguirse sobre las extremidades inferiores para finalmente recaer en odontólogos sin diploma, periodistas, vendedores de seguros, taxistas, chofer de diablos rojos(busetas) o políticos de baratillos?
Definitivamente la ciencia se ha reivindicado con este estudio que , aparte de sus implicaciones prácticas, termina corrigiendo un entuerto que ella misma inició desde el primer momento que le encajó a los comebananas la culpa de todas las desgracias terrestres.
Sin embargo, después de semejante reivindicación queda una pregunta sin contestar: ¿De dónde proviene el hombre? ¿ En qué lamentable incidente se coló la raza humana en el teatro de la historia natural? Porque no es posible que ahora, después de tantos años de pendejadas evolutivas, resultemos huérfanos en nuestros orígenes.
Por ahí persisten unos despistados en sus argumentos de que somos resultados de una chispa divina. Pero, viendo el bochornoso espectáculo de Bush y su sarta de mentiras para aniquilar Irak y los delirios eternizantes y monárquicos del rojo suramericano, yo diría que mas bien somos el producto de un lamentable cortocircuito en la creación.
¿A quién se le puede ocurrir que somos hijos del cielo cuando hemos sido capaces de crear partidos políticos, ministerios, caricaturistas y, además, hablar con el mayor desparpajo de socialismos del siglo XXI?
Hay que ser ingenuo para sostener aún que somos la cúspide de la creación cuando ya hace rato que nos desbarrancamos hasta el mismísimo fondo del abismo de la desverguenza y de las políticas amañadas. Nomás dele una mirada a su entorno y vea el espectáculo de los maraqueros políticos, los expresidentes desempleados, los corredores interminables y los magistrados renegando de las conductas morales por mordisquear sus jugosos aumentos salariales.
Quienquiera que sea el padre de la raza humana, ha de estar bien escondido huyendo de la verguenza de sus hijos, y...
¡Santo Dios! De la que se salvaron los monos.

El Gurú

Eso de los modelos familiares es todo un rollo.
El chico llega al mundo como un papel en blanco y el padre, aunque no sepa ni jota de literatura ni sea un García Márquez , tiene que llenar ese espacio con principios morales, con valores y con toda esa parafernalia espiritual propicia para librar al párvulo de las simas oscuras del barranco.
Antiguamente la cosa funcionaba al natural. Los padres criaban a su prole tal como los criaron a ellos y ya está. O resultaban iguales al progenitor y por tanto excelentes chicos, o derivaban a sus propias individualidades y se corregía el rebelde a punta de porrazos.
Con el correr de los años la cosa vino a complicarse.
En 1849, nace en Rjasan, a 200 kilómetros al sureste de Moscú, Iván P. Pavlov, quien resultó, además de ruso, brillante. Para 1891, después de estudiar y observar el proceso de salivación de cuanto perro se le atravesara en el camino, establece una diferencia entre los reflejos condicionados y los no condicionados. Y condena desde entonces a la humanidad a vivir bajo el látigo de la ciencia del comportamiento: te crías entre monos y resultas Tarzán o te crías bajo el modelo paterno y resultas peor que los monos.
En definitiva: necesitamos de un modelo que imitar.
El principio es ineluctable. De ahí que pululen semejante sarta de gurúes. Los hay en mercadeo, en administración, en superación personal, en publicidad ( muy bien publicitados ) y en cualquier actividad que nos brille en la mollera.
En esto del humorismo gráfico o escrito los hay a tutiplén. Si queremos aprender lo que es caricatura hemos de tomar a Wilfi, Vic , Delmiro y al tal Rac y llevarlos donde alguien que sepa porque ellos también lo ignoran.
Si es el humorismo escrito, entonces otro gallo es el que canta, porque abundan los modelos dignos de imitar: Jardiel Poncela, Camba, Iglesias- pero no el cantante que lo único que escribe son cheques -, y Daniel Samper Pizano, quien despues de reconciliarse con el hermanito que se jala - y ésto es una primicia- será nombrado Payaso Insigne de las Letras en el Congreso Universal del Humorismo próximo a celebrarse en la cosmopolita ciudad de Aguadulce.
Daniel Samper Pizano es un colombiano íntegro- ¡qué los hay a pesar de los malos comentarios en el resto del mundo!, y cuya única mácula es que, al igual que Abel, tiene seis millones de razones para renegar de su hermano. Sin embargo, los intereses de la sangre pesan más que las razones y el pobre hombre carga con su costal- a su hermano me refiero- Con todo ello es jocoso, como la gran masa de sus paisanos, y a falta de talentos ha tenido que dedicarse al periodismo humorístico para sobrevivir.
"Hasta hace algunas décadas- señala en su artículo El origen de la Tierra- los evolucionistas eran atacados a pedradas cuando sostenían que el hombre provenía del mono.Generalmente las primeras pedradas las lanzaban los monos."
"¿Será la Tierra producto de la chispa creadora de un Ser Supremo?- se pregunta - Si es así, ¿en qué lamentable cortocircuito se encendió la chispa?."
Y, en un alarde de erudición, nos aclara en Cien años con los brazos en alto que "Por andar conmemorando efemérides menos importantes, como los 450 años de Bogotá, los 25 de la muerte de Kennedy o los 20 de la invasión de Checoslovaquia, el año 1988 se nos pasó sin haber festejado el principal aniversario terminado en 88. Me refiero al centenario del desodorante, que resulta mucho más trascendental para quienes trabajamos en recintos cerrados que las hazañas fundadoras de Jiménez de Quezada, el disparo de Oswald o la excursión de los tanques soviéticos a Praga." "Al comienzo- nos ilustra- se trataba de un producto esencialmente femenino. La axila pestilente y virgen se consideraba buena cosa de varones."
"Un hotel de raza como el Ritz, que es el mejor de España-escribe en Aventuras de un hijo de perra- no tiene complejos que le impidan recibir perros. La mayoría de los hoteles que no lo hacen es porque los aqueja el fundado temor de alojar un perro más fino que el establecimiento."
"- Señorita, Pachulí no es un simple perro. Es un superdotado. Ha sido jurado tres veces en el Festival de Canes."
En Elogio de la cama nos hace saber que "...cuando apareció la cama, muchos pueblos la asumieron como mueble múltiple. Ahí se comía, se dormía y hasta se atendía la voluntad divina del 'creced y multiplicaos'".
" En general, la madurez de una urbe como ciudad esta relacionada con el tipo de servicios que preste a los animales, no a los humanos.- escribe en La ciudad y los canes- ¿Atienden los bomberos las llamadas telefónicas del niño cuyo gato escapó a un árbol? ¿Acude la policía a rescatar un canario errante que se atoró en la rejilla del aire acondicionado? ¿Participa el alcalde en el desfile del animal humilde? Y, si participa, ¿lo hace en calidad de lo primero o lo segundo?"
Y, en un remate de humor negro, nos hace sonreír cuando en Safari al costado oculto de Julio Iglesias sugiere que " Tal vez lo más aconsejable sea destruir para siempre el tabú. La ONU, el Instituto Geofísico de los Andes o el profesor Jacques Cousteau deberían promover una expedición al lado oculto de Julio Iglesias.Sería un safari bien equipado, con sabuesos cazadores, armas de perdigón e instrumentos científicos. De él formarían parte solamente voluntarios de demostrado coraje: uno no sabe lo que les espera de la ceja para arriba. A lo mejor encuentran maravillas. A lo mejor se topan con inesperadas sorpresas. No descarto la posibilidad, incluso, de que descubran en la parte superior vestigios de algún antiguo cerebro ya extinguido."
Definitivamente es para creer en la Providencia Divina. Hay gurúes. Y, aunque apachurrados por el peso de hermanos sospechosos, por lo menos resultan graciosos. Aún más allá del Tapón del Darién.

Los padres,¿un acto de fe?

Que madre hay una, pues sí. Pero padres, ¿acaso no hay uno también? A menos que la biología que nos enseñaron hace un par de años , como las computadoras, se renueve cada dos por tres; y ahora resulte que el óvulo es fecundado en una promiscuidad rayana en el escándalo.
Señores, ¡padre,tambien, sólo hay uno! No más.
A partir de este momento, un grupo de estos desventurados especímenes ,durante tantos años discriminados, ha resuelto acabar con tamaña injusticia y exigir, de una vez por todas, que se les devuelva el lugar y el prestigio que dicha función social merece.
Que madre solo hay una lo aceptamos , pero reclamamos el crédito que nos merecemos porque, después de todo, no son madres de probeta. Nuestro aporte hemos dado y no se nos puede negar el sitial y el esfuerzo que eso conlleva.
Padres por la Dignidad es el nombre del aguerrido grupo que irá hasta las últimas consecuencias por alcanzar el reconocimiento público que añoramos. Porque no se puede sufrir, sin tintes de indignación, que las madres tengan su día fijo de homenaje y nosotros el tercer domingo de junio - que ni siquiera se corre como descanso obligatorio para el lunes- tal como generalmente ocurre con el día de las madres.
Es una tarea difícil la que nos hemos impuesto, es verdad, porque por donde le miremos campea la discriminación. ¿ Ha visto usted alguna empresa que en este país agasaje a los padres con un almuerzo en su día? No. Sin embargo, todas llevan a sus madres- a las que allí trabajan me refiero- al mejor restaurante de la ciudad y, entre comidas, brindis y los chistes descoloridos del jefe, reciben reconocimiento por una maternidad que solas no habrían podido alcanzar.
¿Ha visto como el ocho de diciembre los hijos se disparan el mejor mariachi para llevarle serenatas a la madre que les dió el ser? Y a los padres, que su grano de arena aportaron - por decirlo de alguna manera- que los parta un rayo. Nada de mariachis, si bien es cierto que sería mejor apreciado el gesto viendo lo bien que combinan una cerveza y una canción de Pedro Infante o Jorge Negrete.
Y ya que andamos por los predios de los hijos, éstos tienen su parte de culpa en la desvalorización de los padres. Cuántas veces no hemos sido testigos de cruentas peleas ocasionadas por una mala alusión a la madre. ¿ Y por los padres? Nada. Ni siquiera una mala palabra aún después de escuchar un rosario dedicados a nosotros.
De que estamos desvalorizados, lo estamos. Pero Padres por la Dignidad se propone acabar con eso. Nuestros principales objetivos para tal fin, serán:
- Primero, que se nos designe una fecha fija en el calendario.
- Segundo, concienciar a nuestros hijos para que, puños en ristre, armen las de Caín al menor asomo de alusiones ofensivas para su padre,y...
- Tercero, promover fuertemente la paternidad responsable, cuya ausencia es lo que, al fin y al cabo, nos tiene en el callejón del desprestigio. Porque con qué cara vamos los Padres por la Dignidad a reclamar algo cuando estamos rodeados de un gran porcentaje de valerosas madres-padres que cargan con todo el peso de la crianza de los niños. De esos mismos niños que crecen confundidos sin encontrar al padre.Porque cuando lo buscan en la cantina, resulta que está en el hipódromo. Cuando lo buscan en el hipódromo, está en la cantina. Y cuando no está ni en uno ni otro lado, resulta que está en brazos de la querida.
Señores, ¡padre solo uno! Siempre y cuando se haga presente.

Drácula, un político chévere

Mucha tinta y sangre ha corrido desde que en 1897 Bram Stoker diera vida a Drácula, ese vampiro siniestro obsesionado con la antihigiénica manía de chupar el cuello de cuanto infeliz se enredara entre sus colmillos.
Ciento cincuenta y cuatro películas, treinta novelas largas, ciento veinte cortas, diez y nueve series de televisión y seiscientos cómics dan cuenta de la popularidad del bicho transilvano. ¡Ya quisieran nuestros legisladores semejante aceptación...!
Remontando el hilo de sangre de la leyenda buscamos los orígenes de la misma y nos topamos con que Drácula, como todo los rumanos, nació en Rumania. Su verdadero nombre era Vlad Tepes y el apellido Dracul, que significaba en lengua nativa 'el diablo', le venía por sangre directa de su padre Vlad Dracul, que en las crónicas sajonas es llamado Dracule y en las bizantinas es señalado como Draculis. Mas, este último señalamiento fue motivo de varias mordidas de cuello y de otro río de sangre puesto que el viejo vampiro, celoso de su fama de sanguinario y cuco de los musulmanes, sospechó en el mote ciertas alusiones respecto a sus preferencias sexuales que no convenían a un vampiro de colmillo en cuello.
Dracul, como todo vampiro bebedor y de mujeres chupar, tuvo su hijo: el príncipe Vlad Tepes, el cual siempre firmó con el nombre de su beodo progenitor. Este muchacho superó con creces los hábitos y fama de su padre, llegando a ser llamado El Empalador, por la no tan feliz manía de sentar a sus enemigos sobre una estaca afilada.
Se cuenta en los bares y bancos de sangre de Transilvania que Tepes, el Draculita, frustró los sueños del sultán turco Mohamet II de conquistar Europa. Ante el horror de unos pocos sobrevivientes, el príncipe cristiano sentó en las estacas a 250,000 moros que atravesados por salva sea la parte se vieron en la odiosa obligación de morir -como cualquier otro hijo de vecino sobre semejante trono-.
También corre aún el run run en los antros sangriólicos que, ante las numerosas quejas del aumento de los pobres en el reino, el joven Vlad se decidió a organizar un ágape en su castillo de las afueras de Valaquia. Mesas monumentales y bien surtidas eran la delicia de los pobres invitados, y abundante vino regaba los manjares. Cuando el convite alcanzó su apogeo, pirotécnicos apostados en los muros externos prendieron fuego a la posada para preparar el plato principal: mendigos a la brasa. A la mañana siguiente el problema de los menesterosos estaba resuelto.
Por si las moscas, acá en estos lares, nos colgaremos un colmillo de ajo en el cuello porque los vientos que soplan- navideños y huracanados- anuncian que expertos vampirólogos se han infiltrado en los más influyentes puestos de poder y toma de decisiones...No más vuelva la mirada hacia el coloso del norte y verá.

Carta a mi hijo

Hijo mío:
Tal vez esta carta esté fuera de tiempo por tus escasos seis años, y tal vez tu pobre padre ya sea víctima de la neurosis que traen aparejados los años, pero es mi deseo que cuando consigas aprender a leer - que en eso ya andas - este sea uno de tus primeros materiales de lectura. Recuerdo lo mucho que te agradaba la idea de ir a la escuela, al igual que a la mayoría de los infantes. Y espero que ese ímpetu no sea echado por tierra como generalmente ocurre por causas que nadie se ha tomado la molestia aún de establecer.¿ Algún maestro malo, diríamos ? ¿ O, peor aún, un ambiente escolar escaso de estímulos? No quiero buscar culpables. Y aprovechando que, como dicen , escribir es el mejor exorcismo para los demonios y las dudas, quiero encontrar y compartir contigo una sencilla explicación para la violencia que se hace dueña de las escuelas de la ciudad. Es una respuesta personal, que no necesariamente tiene que ser compartida por el resto de nuestros congéneres, pero que no por personal carece de valor : Las opiniones, al igual que los ideales, fundamentan su valor en el grado de fe que les profesamos.
La actual violencia estudiantil es consecuencia directa del fracaso educativo que sufre el país. Los jóvenes de hoy despliegan tal pobreza intelectual, tal carencia en el manejo de las ideas, que no resulta demasiado difícil vislumbrar el origen de la tragedia. Inmersos en un hedonismo ramplón y alérgicos a los esfuerzos de la lectura, atesoran la sarta de prejuicios que les brinda la televisión y la música estridente que es material común en los busitos que los llevan y traen de la escuela. Asombra, sin embargo, el grado de apego que demuestran al defender este material - sus prejuicios -.Pero, ojo, que el ardor con que los defienden no es convicción, es temor : cada prejuicio que les echen por tierra aumenta su vacío intelectual; es una clavija menos para sostener tan pobre existencia.
Espero que perdure en tí, hijo mío, ese interés que has demostrado por los libros. Sólo ellos te darán la capacidad para moverte en el terreno de las ideas y te harán partícipe del enorme legado que han dejado otros que vivieron antes que tú. Sólo ellos permitirán que tu panorama vital se extienda más alla de las cuatro paredes, estrechas por cierto, de la ignorancia y el prejuicio.
Hijo, los muchachos que viste en los noticiarios, y todo aquél que se entrega al argumento fácil de la violencia - que son muchos y no salen necesariamente en la televisión - son violentos porque son intolerantes. Y son intolerantes porque son presa fácil del dogmatismo. ¿Pero, qué es un dogma ? preguntarás con la sana curiosidad de tus escasos años. Un dogma es aquello que tenemos por principio inalterable, aunque no sepamos explicar el por qué y el para qué. Dogma es lo que llevó al asesinato de millones de judíos durante la segunda guerra mundial; dogma es lo que propició establecer la esclavitud como un comportamiento común a la llegada de los conquistadores por estos lares; dogma es lo que lleva a pensar a ciertos fanáticos que las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres. Y los dogmáticos lo son porque al carecer de las herramientas intelectuales que brinda una efectiva educación, están inhabilitados para la adquisición de ideas ( hacerse de estas últimas representa un esfuerzo monumental para el cual , con razón, se sienten incapacitados). Comprenderás, hijo mío, que un individuo así, carente de todo recurso para ejercitarse en el debate, recurra a la única opción posible para defender su escuálido patrimonio: la violencia.
Claro que no todo es tan simple como aquí te lo planteo. El mundo es variopinto y extremadamente complicado. Lo simplificamos para poder entenderlo. El problema de la violencia juvenil tiene muchas otras aristas: la violencia doméstica, los malos ejemplos a que están expuestos los pequeños, las frustraciones...qué se yo. También los padres tenemos mucha de la responsabilidad en este problema. Hemos echado la responsabilidad de la educación en hombros de la escuela y le hemos sacado el cuerpo al asunto. Cerramos los ojos ante nuestras responsabilidades como si cerrándolos fueran a desaparecer. Por mi parte te pido un poco de comprensión : todos llegamos a la paternidad carentes de experiencia. Solo una vez que estamos en camino comprendemos lo difícil que fue el camino para nuestros padres. Y comprendemos, entonces, valga la redundancia, que la comprensión es uno de los primeros pasos en la búsqueda de soluciones.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Risotadas de venganza

¿Qué justifica que un ser humano tome un lápiz, una hoja de papel, y se ensañe con las lacras éticas y morales de otro ser humano al que, quizás, ni siquiera conozca en persona?¿Resentimiento?¿Crueldad?...Por supuesto que no. Sólo son gajes del oficio. Porque si bien en sus albores, allá por los tiempos de Da Vinci y Aníbal Carraci, la caricatura enfatizaba, recargando el lápiz, las deformidades físicas de sus modelos, a estas alturas del cuento los cultivadores contemporáneos del género hemos desviado nuestro enfermizo placer hacia las deformidades del carácter. Y al hacerlo hemos topado con una mina de oro para beneficio del humor, porque si algo abunda en este destartalado mundo son las deformidades del carácter. Mírese nada mas al Bush hijo, armando todo un sainete y poniendo los recursos de la nación más poderosa del mundo a dispocisión de la venganza pendiente de "papi Bush".Aunque no puedo negar el placer que produce la burla cáustica, el dardo satírico destinado a esos personajes que nomás asumir sus puestecitos, se embriagan de la estupidez que siempre va de la mano con el poder, no puedo dejar de repetir con Larra que "somos satíricos porque queremos criticar abusos, porque quisiéramos contribuir con nuestras débiles fuerzas a la perfección posible de la sociedad a que tenemos la honra de pertenecer". Y claro que si en el camino nos pagan por desperdigar nuestra bilis burlesca, pues, sarna con gusto no pica...Algunas veces, como en mi caso, se llega a la caricatura como una venganza contra el pasado. Contra ese pasado pletórico de maestros y profesores solemnes, verdugos de la jocosidad juvenil y esclavos del ceño fruncido. Con un pasado semejante no se puede llegar, si se tiene una pizca de rebeldía, a otro oficio que no sea el del humorismo.Asumimos, como Guille, el caricaturista chileno, eso de " quiero al mundo, sufro por él, y lo critico porque me importa,siempre en la esperanza de que la crítica ayude a un cambio para mejor ". Sin embargo, flaquea alguna veces el optimismo del oficio.Sobre todos por estas latitudes latinoamericanas, donde el bolsillo de los políticos corre más rápido que los principios éticos; donde comprobamos a diario que, en eso de la corrupción, estamos muy bién acoplados al resto de la humanidad. Al final, como un eco, nos queda la letanía jaculatoria del mexicano Rius que lamentaba que "cada vez hay más corrupción y cada vez tratamos peor a los políticos, pero ni así se logra cambiarlos. Resulta frustrante el oficio".Menos mal que lo único que queremos cambiar, algunos, es el cheque de gratificación...¡ y el maldito vhs por uno de esos modernos artilugios de dvd!No faltará quien pueda decir, sin miedo a pontificar, que la caricatura es una sátira gráfica, de la mejor o peor estirpe, preñada de exageración formal, que arremete contra el poder, en cualquiera de sus manifestaciones, con la única finalidad de sacudir la libertad adormilada y sacar de su marasmo a la conciencia crítica del lector. Si no va acompañada de algunos tintes éticos, su autor es solamente un habilidoso artista, que no podrá repetir con Juan XXIII: " el sentido del humor es un deber para con el prójimo".Yo seguiré caricaturizando por diversión, por bilis, por venganza contra una humanidad que no me permitió nacer, sino rey, al menos multimillonario; porque eso del trabajo, como buen católico, sígolo considerando una maldición, una hipoteca con la que me despojaron de mi paraíso perdido.

No más visitas, por favor...

No hay nada más tenebroso que las visitas hospitalarias. Tan tenebrosas son como las intervenciones quirúrgicas. O quizás más aún.Esa caterva de individuos que puntualmente se asoman a las salas de hospital a visitar a un pariente, amigo, vecino, o, en el más increíble de los casos, se aparecen al garete, con la esperanza de simpatizar con algún enfermo solitario que les agradezca combatir el abandono de parientes descorazonados y crueles.Llega uno a la sala de convalescientes a la hora de las visitas y se arrima a la cama de su enfermo particular:- ¿ Cómo te sientes? Me dice la enfermera que te operaron esta mañana.- Comenta con una de esas sonrisas propias de anuncio de financieras, mientras el infortunado enfermo mueve los ojos - que es lo único que puede mover en ese momento- y desliza sus manos sobre las sábanas tratando de cubrir la herida de treinta y ocho puntos que dormita a lo largo del pecho.- ¡ Oye, qué carniceros estos medicuchos! ¿Cuántos puntos te hicieron esos bárbaros?Y la sábana infame, en contra de lo que pretende el enfermo, se resbala hacia sus pies y deja al descubierto la cicatriz descomunal e impactante que atrae la mirada de los cuarenta y cinco visitantes que en ese momento se amontonan en la pequeña sala del nosocomio.- ¡Guaooo! De verdad que es una herida de consideración- se aventura a decir un visitante de la cama vecina procurando entrar en una charla más amena que la que se ejecuta junto a su enfermo.- ¿Ya pasaron a curársela? En estos hospitales públicos hay que andarse con cuidado -comenta otro-. A una tía mía la operaron de unos juanetes la semana pasada y casi pierde la pierna por negligencia del médico y las enfermeras que se la dejaron infectar.- Mire, la peor desgracia es no tener dinero para pagar una clínica particular. Allá en mi pueblo operaron a un primo del apéndice y lo mandaron para la casa. A los dos días tuvimos que correr a medianoche para el hospital porque el muchacho se retorcía del dolor. ¿Qué cree usted que había pasado? Pues, nada; le habían dejado una gasa adentro y la infección casi se lo come vivo.A estas alturas de la visita, que recién comienza, el paciente de la cama quince, que espera ser operado dos días después, ruega llorando, a sus parientes, que se lo lleven a casa, porque repentinamente se ha comenzado a sentir bién.-Bien, nada. No sea flojo- le increpa un total desconocido dos camas más adelante, que ya le agarró confianza al ambiente- Uno nunca sabe, empieza a sentir mejoría un rato y al minuto siguiente está esperando turno en la sala de maquillajes de la funeraria.- ¿De qué le operan a usted? ¿Hemorroides? Vamos, no tiene por qué preocuparse... Bueno, aunque viendo lo mal que anda el gremio médico, no puede uno confiarse mucho. Mi abuelo era un tipazo saludable que en su vida había padecido siquiera un resfriado. Inventaron operarle unas hemorroides y a los tres días, ¡Zas!, le cantamos el último cuplé.El ambiente, ya tan pesado como una losa de concreto, parecía desmoronarse como un hielo seco. Los pacientes, con los ojos desencajados, transpiraban con dificultad, como si de repente un virus asmático se hubiese apoderado de ellos. Cuando la gigantesca y gorda enfermera anunció, con voz de trueno, el final de la visita, ninguno de los pacientes la odió: contrariamente, más de uno la adoró en ese momento.A las tres y quince de la madrugada, los parientes de aquél pobre hombre de la cicatriz de treinta y ocho punto, recibieron la infausta noticia: su familiar había muerto de un paro cardíaco veinticuatro horas después de una operación rutinaria, según había dicho su médico de cabecera.El pobre murió sin saber que el abuelo saludable del que había escuchado hablar en la última visita, que nunca sufrió un resfriado y que fue operado de hemorroides, falleció al tratar de cruzar imprudentemente, bajo un puente peatonal, una calle de cuatro carriles. Las molestias de la reciente operación le impidieron correr cuando uno de los buses no renovados del transporte público perdió sus frenos justo cuando él alcanzaba la mitad de la calle.

¡ Santo Dios...Mi hijo quiere estudiar!

En un mundo amenazado por el fantasma de la droga, la violencia y las reelecciones presidenciales hay que andarse con cuidado a la hora de criar a los hijos. Ya la cosa no es tan fácil como se pintaba algunas décadas atrás.Nosotros, las víctimas de la paternidad y maternidad responsable, sacrificamos horas de sueño pensando en el futuro de los niños: que si nos sale roquero, que si demostrará un nivel de inteligencia que para nosotros siempre fue esquiva, que si sabrá apreciar nuestra herencia cultural partiéndole la crisma al que se atreva a insinuar que existe bajo el sol algo mejor que el ritmo de Celia Cruz y, sobre todo, que nos acompañe en nuestras vigilias para pedir que, en las próximas efemérides de la Reina Madre, se le otorgue el título de sir a nuestro merenguero Johnny Ventura.En fin, preocupaciones más, preocupaciones menos, todos los padres sin excepción sufrimos por el porvenir de unos malagradecidos que, más tarde o más temprano, andarán sobre sus propios pies, se marcharán de casa y volverán acompañados de unos pequeños duendes que perforarán nuestros tímpanos gritando ¡abueeelooo!Por mi parte, después de meses de arduo análisis y estudio de la sección deportiva de La Prensa, he descubierto la luz al final del túnel.Unos días atrás decidí reunir un poco de leña y montar una hoguera. Mi mujer, al ver aquello, pensó que sin posibilidades para sufragar los gastos legales de un divorcio, había optado por una solución más dramática y definitiva. Después de explicarle mis propósitos volvió tranquilizada a la telenovela y yo seguí en mi tarea de sacrificar en la pira todos mis libros y revistas. Ni uno solo se libró de las llamas: Cervantes, Shakespeare, Ingenieros, Druker...¡Incluso mi colección completa de Daniel Samper Pizano y de Playboy!- En esta casa no quiero a ningún hereje con libros en la mano.Mientras todavía ardía el estante de los libros, corrí a la tienda deportiva más cercana y gasté mis últimos ahorros en implementos deportivos: bates, balones de fútbol y basketbol, raquetas, manillas...-¿Estás loco?, refunfuñó mi media toronja.- Locos estaban mis padres que permitieron que sacrificara mi infancia y juventud en ese antro de escuela, aprendiendo pendejadas: Que si Magallanes descubrió América, Que si Balboa era un economista español desempleado que nos colaron los conquistadores, que si Panamá está ubicada en el mero corazón del universo...Después de explicarle el asunto y de brindarme una merecida disculpa, mi esposa me ayudó a colgar un afiche de Figo, por cuyo traspaso el Real Madrid pagó 56.8 millones de dólares al Barcelona. Junto a él colocamos una foto gigantesca de Zinedine Zidane, cuyo mudanza al mismo Real costó la friolera de 68.8 millones. Arriba del televisor de la sala colocó una foto de Shaquille O'Neal, que en su momento le restó a las arcas de los Lakers 130 millones de dólares por acompañarlos durante siete temporadas. Por su parte, la puerta de la habitación del pequeño quedó cubierta por un poster gigante de Mike Tyson, quien 'violando' todos los antecedentes se apunta sus millonadas por cada repartidera de trompadas. La pared principal de la recámara luce tarjetas de Jason Giambi, inicialista de los Yankees de Nueva York, de Manny Ramírez y de Alex Rodríguez. Es lo menos que puede uno hacer para rendir culto al primero por encaletarse 120 millones por jugar siete temporadas, al segundo porque recibirá 160 millones por ocho temporadas y al tercero por los 252 millones en diez años ,tambien. Sobre la mesita de noche le colocamos la foto con marco nacarado de aquel basquebolista serbio de nombre impronunciable, Pedja Stojakovic, quien en su oportunidad firmó un contrato con los Maverick de Dallas por la graciosa suma de 90 millones de planchaditos verdes para cubrir seis años de servicios y encestes.Definitivamente, mi pequeño tiene su futuro asegurado- y de paso asegura el que me quede a mí-. Todo es cuestión de disciplinarlo y de inculcarle vocación por algunas de estas carreras deportivas. ¡ Y cuidadito con que lo vea haraganeando con algún libro! ¡ Lo muelo a correazos!