viernes, 14 de diciembre de 2007
Manual político
Que si preguntaran de qué color es el cabello de Shakira o cuál es el último éxito discográfico de Dorindo Cárdenas, pues va y pasa. Esos son conocimientos imprescindibles en la cultura de un profesional de estos tiempos. Pero, no. Con tan pocos años, los niños de hoy son crueles y disfrutan al poner a su pobre padre en semejantes aprietos, porque una pregunta tan perversa desdice de la tradicional ingenuidad que se le endilga a la niñez.¿Qué cualidades se requieren para ser político?En primer lugar asegúrate de obtener el calendario completo de las fiestas patronales que se celebran a lo largo y ancho del país. Y sobre todo, esmérate en ser uno de los abanderados de las mismas: no hay cofradía más leal que la de los pachangueros y libadores.Luego, se requiere de la osadía para hablar y opinar acerca de todo. No te preocupes si no sabes de nada, eso es lo de menos mientras tu retórica conecte con las ambiciones de quienes te escuchan. Y que tus intervenciones salgan publicadas en los medios, porque político sin noticia y sin fotos es como un velorio sin muerto.Desde ya ve haciéndote con un impresionante cúmulo de excusas y acusaciones. Las primeras te servirán para esconder tu incompetencia y las otras para encontrar a los chivos expiatorios que carguen con la responsabilidad de tus errores. Jamás cometas la locura de reconocer una falta, que para eso están tus subalternos: para cargar con tus metidas de pata.También debes saber que para estar en los jugosos puestos del aparato gubernamental, tienes que pertenecer a un grupo político: ellos son el puente que necesitas. Pero no te identifiques ni te comprometas con ellos de manera tal que en las próximas elecciones no puedas saltar al grupo político vencedor. Confirma, eso sí, que los intereses de estos grupos coincidan plenamente con los de tu bolsillo, de lo contrario estarás perdido.Otra cualidad fundamental para ejercer el oficio político es un férreo dominio de tu conciencia, hasta el extremo de no tener reparos en sostener hoy una convicción y mañana mudarte a defender la contraria porque resulta más conveniente a tus ambiciones.Esmérate en aprender el sagrado arte de la tergiversación. Nunca faltará en tu camino un atravesado que se apegue a la ley y a los principios, y requerirás de todas tus mañas para desprestigiarlo y rebajarlo a tu mismo nivel.Jamás manifiestes interés por nada que no puedas exhibir ante las cámaras fotográficas o las de televisión. Olvídate de donaciones anónimas: que tu mano izquierda y las del resto del país se enteren de lo que regala tu derecha.Adquiere un estricto dominio de la historia, pero no la de los libros, sino de la que te puedas inventar para figurar como paladín y salvador de tus coterráneos. Que piensen en ti como la única posibilidad para arreglar sus problemas; que no te robe el sueño el simple hecho que resultes un fraude. Antes de las próximas elecciones ya lo habrán olvidado.Nunca pierdas el tiempo asistiendo a eventos sin posibilidades de aparecer en los medios escritos y televisados. Recuerda lo que decía el viejo Dalí: no importa si hablan bien o mal de uno, lo importante es que hablen.No pierdas oportunidad de cazar aquellas palabras que tiñan tus peroratas de ese aire de sapiencia que impresiona a las masas. Si no comprendes el significado no tiene importancia, lo esencial es que sean rimbombantes: neoliberalismo, globalización, posicionamiento, multilateral, plenario...Y finalmente, nunca descuides las promesas. Y no me refiero a cumplirlas, que eso es lo de menos. Tu promete, promete, y vuelve a prometer. No dediques ni un segundo a reflexionar si puedes cumplir o no. Tú promete. Gánate a tus electores prometiendo cielo y tierra: no hay nada más crédulo que un pueblo hambriento y desempleado. Cuando nuevamente necesites de sus votos, ya habrán olvidado las anteriores y te los ganarás prometiéndoles todo lo que no les prometiste la primera vez.
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