El pequeño hijo de mi vecina es un niño infame. Todos los niños, a excepción de nuestros hijos, lo son. Pero, qué le vamos hacer si ellos son nuestro castigo por mordisquear la fruta prohibida- a la del jardín del Edén me refiero.
El pequeño hijo de mi vecina, vuelvo y repito, es un chiquillo infame.
- ¡ Me va a matar de un disgusto!- grita la madre enojada- ¡ Y sólo tiene cinco años!- agrega angustiada al recordar el tiempo que aún le falta para que cumpla la mayoría de edad y se largue bien lejos de casa.
El siniestro párvulo es arrogante, vivaracho, temerario y de armas tomar; enemigo de los deberes que le asigna la maestra del kinder. Es callejero, obstinado y de una estupidez sólo justificada por su corta edad.
La madre, a la del pequeño me refiero, se presentó a mi casa hace algunos días a buscar consejo porque según la pobre, le parezco una persona inteligente y bien educada.
En honor a la verdad me sentí muy reconfortado tanto por su opinión como también por comprobar que habían resultado mis trucos para ocultar mis revistas Playboys dentro de los libros que fingía leer.
-Me he atrevido a molestarle porque es usted una persona dedicada a la buena lectura. Siempre está con un libro entre las manos cuando paso para la tienda.
- Pues ya sabe usted lo que dicen, que la lectura es la ambrosía del espíritu.- subrayé recordando la ambrosía de las páginas centrales de la revista.
- Claro que sí. Ya quisiera yo que mi hijo pensara igual.
- Es pequeño. Está a tiempo aún...
- ¡Qué va, vecino! Después de ocho semanas de embarazo es peligrosísimo, y después de nacido sería parricidio. No me queda otra que aguantármelo.
- ¿ Y los abuelos ?
- Amenazaron con mudarse a Groenlandia si se los llevo siquiera otro fin de semana.
- Bien. No le queda mas que criarlo y educarlo tanto como permita su escasa masa encefálica.
- Por eso estoy aquí, vecino. Para consultarle su opinión al respecto. ¿ Le ve usted posibilidades en algun oficio a mi mequetrefe?
Conmovido por la mirada que acompañaba la pregunta le metí cráneo al asunto durante algunos minutos...Durante una hora...Dos...Tres...
- Tome en cuenta que ese pequeño monstruo es falso,vanidoso, egoísta, malintencionado, traicionero. Un ser humano al fin y al cabo. Pero también tenga en consideración sus pequeñas virtudes.
- ¿ Las tiene?
- Sí. A pesar de sus pocos años es ferviente enemigo de la degradación medioambiental. Está en contra de la tala de árboles y por lo mismo ha jurado y perjurado no tomar jamás un libro entre sus manos. ¿ Sabe usted cuántos árboles han sacrificado para fabricar el papel de toda su biblioteca? Por otra parte es un firme opositor de la explotación del hombre por el hombre. Desde muy chiquito repite que el salario es el soborno que se le paga a gente sin carácter para que sacrifiquen algunas horas de su ocio.
- A pesar de las apariencias tiene sus virtudes el pequeño.
_¿ Verdad que si?- replicó esperanzada la vecina.
Volví a postrarme en mi mecedora, agarré mi Playboy sin ocultarla en el libro pues a esas alturas me importaba un bledo cuántos cadáveres ecológicos habían costado las conejitas del poster y, sin ningún remordimiento, le recomendé:
_ Señora, este es un país de partidos y ministerios, ¡ métalo a político!.
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