Que madre hay una, pues sí. Pero padres, ¿acaso no hay uno también? A menos que la biología que nos enseñaron hace un par de años , como las computadoras, se renueve cada dos por tres; y ahora resulte que el óvulo es fecundado en una promiscuidad rayana en el escándalo.
Señores, ¡padre,tambien, sólo hay uno! No más.
A partir de este momento, un grupo de estos desventurados especímenes ,durante tantos años discriminados, ha resuelto acabar con tamaña injusticia y exigir, de una vez por todas, que se les devuelva el lugar y el prestigio que dicha función social merece.
Que madre solo hay una lo aceptamos , pero reclamamos el crédito que nos merecemos porque, después de todo, no son madres de probeta. Nuestro aporte hemos dado y no se nos puede negar el sitial y el esfuerzo que eso conlleva.
Padres por la Dignidad es el nombre del aguerrido grupo que irá hasta las últimas consecuencias por alcanzar el reconocimiento público que añoramos. Porque no se puede sufrir, sin tintes de indignación, que las madres tengan su día fijo de homenaje y nosotros el tercer domingo de junio - que ni siquiera se corre como descanso obligatorio para el lunes- tal como generalmente ocurre con el día de las madres.
Es una tarea difícil la que nos hemos impuesto, es verdad, porque por donde le miremos campea la discriminación. ¿ Ha visto usted alguna empresa que en este país agasaje a los padres con un almuerzo en su día? No. Sin embargo, todas llevan a sus madres- a las que allí trabajan me refiero- al mejor restaurante de la ciudad y, entre comidas, brindis y los chistes descoloridos del jefe, reciben reconocimiento por una maternidad que solas no habrían podido alcanzar.
¿Ha visto como el ocho de diciembre los hijos se disparan el mejor mariachi para llevarle serenatas a la madre que les dió el ser? Y a los padres, que su grano de arena aportaron - por decirlo de alguna manera- que los parta un rayo. Nada de mariachis, si bien es cierto que sería mejor apreciado el gesto viendo lo bien que combinan una cerveza y una canción de Pedro Infante o Jorge Negrete.
Y ya que andamos por los predios de los hijos, éstos tienen su parte de culpa en la desvalorización de los padres. Cuántas veces no hemos sido testigos de cruentas peleas ocasionadas por una mala alusión a la madre. ¿ Y por los padres? Nada. Ni siquiera una mala palabra aún después de escuchar un rosario dedicados a nosotros.
De que estamos desvalorizados, lo estamos. Pero Padres por la Dignidad se propone acabar con eso. Nuestros principales objetivos para tal fin, serán:
- Primero, que se nos designe una fecha fija en el calendario.
- Segundo, concienciar a nuestros hijos para que, puños en ristre, armen las de Caín al menor asomo de alusiones ofensivas para su padre,y...
- Tercero, promover fuertemente la paternidad responsable, cuya ausencia es lo que, al fin y al cabo, nos tiene en el callejón del desprestigio. Porque con qué cara vamos los Padres por la Dignidad a reclamar algo cuando estamos rodeados de un gran porcentaje de valerosas madres-padres que cargan con todo el peso de la crianza de los niños. De esos mismos niños que crecen confundidos sin encontrar al padre.Porque cuando lo buscan en la cantina, resulta que está en el hipódromo. Cuando lo buscan en el hipódromo, está en la cantina. Y cuando no está ni en uno ni otro lado, resulta que está en brazos de la querida.
Señores, ¡padre solo uno! Siempre y cuando se haga presente.
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