Que la historia es una sarta de mentiras no nos quepa la menor duda. Y eso de los Santos Inocentes no es solamente el veintiocho de diciembre. ¡Santos Inocentes, bola de ingenuos, son los trescientos sesenta y cinco dias del año!, sesenta y seis los bisiestos. Pero, eso sí, la fecha tiene su santo génesis.
Cuando Herodes llama a capítulo a los Reyes Magos para que le soplen el lugar de nacimiento del Hijo de la Estrella de Oriente, ¿qué creen ustedes que ocurre? Casi nada, que los susodichos lo embaucan con la falsa promesa de volver y le dejan esperando, por lo cual no puede cumplir con ir a rendirle culto al recién nacido;otra falsa promesa.
Ante tal mentira, el malinterpretado Herodes decide pasar a filo a todos los párvulos de los alrededores.
Pero bien merecida se tenía la embaucada el infanticida, porque ¿ a qué imbécil se le ocurre creer en unos dizque magos que se transportan a lomo de camello en vez de las clásicas alfombras voladoras de las Mil y Una Noches? Que no me vengan con el cuento que son más rápidos y cómodos los encorvados animalejos.
Respaldada por el prestigio que le brinda la Biblia, esta historia probablemente dio origen a lo que hoy conocemos como Santos Inocentes.
Santos que ni son inocentes e inocentes que no son ningunos santos. Por lo cual celebramos la fecha clavando un par de mentirillas blancas a nuestros allegados y restregándoles en la cara su minuto de idiotez con el ya socorrido ¡Inocente mariposa! Algunos, los más fanáticos, han asumido la historia con tal vehemencia hasta el extremo de convertirla en un modo de vida conocido como política. Diariamente, minuto a minuto, les escuchamos confabular sus más grandiosas inocentadas:
- La pobreza ha disminuido en todo el país, espetan algunos.
- Estamos acabando con el desempleo, pregonan los más osados.
- Estos periplos imperiales son necesarios para atraer millonarias inversiones, chilla el más planchado.
- No me alcanza el salario, declara el diputado con vocación de saltibanqui. Ya quisiera yo ganar millones para compartirlo con mi pueblo, añade mientras desangra las arcas con sueldos que no justifica.
- Si votan por mí les construyo el puente...¡Qué no tienen río! Pues, también les mando uno para que pongan el puente.
Veintiocho de diciembre. Día de los Santos Inocentes. ¿Quedará alguno en estos días?
Malas noticias.
No todo durante estas fechas es festejo. La tragedia ronda aun en los Santos Inocentes.
Una agencia internacional de noticias nos sorprende con la mala nueva que el burrito sabanero ha muerto.
¿Quién no recuerda aquel burro incompetente que durante unos veinte años deambuló en busca de un pesebre que, al parecer, le escondieron en los confines del oriente?
Su ya no tan infantil acompañante, nieto en brazos, se negó a brindar declaraciones ahogado no por las lágrimas, sino por un asma aguda pescada durante su largo peregrinar por esos fríos y desiertos parajes de Dios.
Mensajes de condolencia inundaron la redacción de la agencia. Peregrinos de todos los desiertos habidos y por haber, que en algún momento se cruzaron con el distraído animal -el burro- lamentaron su muerte.
-Un poco estúpido y desentonado, pero simpaticón- señalaron.
"Con mi burrito sabanero voy camino de Belén..."
Esperamos que esta vez si encuentre el camino;de lo contrario, largo será su nuevo peregrinar por el limbo.
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