martes, 4 de diciembre de 2007
Prometeo al revés
¿Y no será que la rutina es un cerebro cuadrado? ¿Que el hastío de cada mañana no es un trabajo mal pagado y un jefe miserable, sino la maldita costumbre de rumiar día tras día los mismos pensamientos y rencores? Paradigmas le dicen quienes pretenden saber lo que ignoramos el resto de los mortales. Y no son otra cosa que el pensar y experimentar el mundo siempre desde la misma orilla, porque tememos zambullirnos en las aguas, cruzar el río y ver el mundo desde otro ángulo. Y no sólo ver nuestro mundo, sino intentar ver el mundo de los demás , instalándonos por un momento en sus propias orillas. Tal vez cuando seamos capaces de tal portento, la rutina desaparezca de nuestros amaneceres cotidianos y ya nunca más el espejo nos devuelva esa imagen matutina de un enano que cepillo en mano pretende una grandeza para la cual no hace ningún esfuerzo que le pinte el mérito en la frente. Como una moderna marca de Caín.
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