martes, 4 de diciembre de 2007

Silencios lejanos

No son las fronteras las que nos dividen. Ni siquiera la religión o el color de la piel. Nos divide el silencio. Ese muro intangible, pero real, que nos impide conocer siquiera el nombre de quien se sienta al lado; que nos niega la respuesta a un simple buenos días o buenas tardes. El silencio es la moneda vigente luego que salieran de circulación las tradicionales normas de la urbanidad más elemental. Callamos ante el vecino que recién llega al barrio, así como hemos callado ante el que encontramos al llegar nosotros.Callar...callar...callar...así vamos levantando, ladrillo tras ladrillo, el muro de silencio que nos divide, que nos aleja cada día más de los otros. De aquellos que formando parte del entorno cotidiano, no forman parte de la pequeña y estrecha vida que nos empeñamos en llevar.

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