sábado, 1 de diciembre de 2007
Comerás de la tinta de tu pluma
El trabajo, lo que se dice el trabajo, nació con muy mala prensa. Producto de un desliz y anunciado con bombos y platillos en un libro que no podemos poner en asomo de dudas. "Comerás del sudor de tu frente y perecerás", señala definitivamente el susodicho documento. Y no es que el pobre Adán llenaría el estómago pasándose la lengua por la frente, ni que terminaría apellidándose Pérez, por eso de "perecerás"; había fallado a su creador y la costillita le saldría bien cara de ahí en adelante.Así que culminando el bachillerato decidí regresar a los orígenes, me refiero a mucho antes del manzanazo, y obviar el castigo. Al fin y al cabo, los hijos no tenemos por qué pagar los platos rotos de nuestros padres. Razón por la cual decidí, en un arrebato místico, convertirme en caricaturista: si tenía que sacrificar ocho horas de mi ocio para percibir un sueldo, pues que el sacrificio resultara si no paradisíaco, por lo menos divertido.Abogados, banqueros, choferes de taxis y busetas y, sobre todos, los políticos...¡Ahhhh, los políticos! Esos bichos contradictorios y escandalosos, dinosaurios sin extinción; matería prima de grandes chistes y caricaturas.Esas, decidí, serían mis víctimas. Haciendo mofa de ellos daría mi grano de arena a la humanidad.Recuerdo, al inicio de mi carrera, con veinte años a cuestas, las angustias de mi madre ante la decisión profesional de su hijo. Como pasatiempo, pues, pasa.....pero ¡ vivir de ello ! ¿ A quién rayos se le ocurre que se puede vivir de monicacos? ¡Dios, qué he hecho para merecer semejante retoño!El tiempo pasaba y poco a poco consolidaba una carrera. Sin embargo, en cada nueva visita familiar a mi pueblo de origen no podía escabullirme de la misma cantaleta año tras año: Hijo,¿Cuándo te buscarás, finalmente, un trabajo serio?Hoy día, veintidos años después, con una esposa, dos hijos y una hipoteca a cuestas, las dudas de mi madre han cedido un poco. Media incrédula aún respecto a la posibilidad que alguien pueda vivir del humor me pregunta algunas veces: ¿No crees que va siendo hora de terminar la universidad? Mira que con eso del 11 de septiembre el mundo se ha puesto demasiado serio, todo el mundo ha perdido la sonrisa y uno de estos días amanecemos con que ya nadie quiere reír y que lo único que el público quiere leer son las historias esas de El Siniestro Doctor Mortis.Puesto que el cielo nos dá limones, hagamos con ellos limonada. Haremos chiste del doctorcito ese, míster Mortis. Al fin y al cabo, ¿para qué sirven los caricaturistas sino para reírse ahí donde el resto de los mortales se ponen solemnes?
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